Martínez Novillo
Más sublimes, solitarios y melancólicos no pueden ser;
pero en eso mismo reside Toda su belleza y profundidad.
Me recuerdan a la ambigüedad de los comienzos de la abstracción en las que la figura era una excusa para recrearse en la amplitud de las superficies pictóricas y su majestuosa combinación.
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El monje a la orilla del mar, Caspar David Friedrich. |
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Perro semihundido, Goya. |
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