sábado, 23 de noviembre de 2013

Los animales en la pintura

Esta ha sido mi primera vez; la primera vez que pinto un animal. Y me ha gustado mucho la experiencia porque los animales son muy, pero que muy agradecidos. No se enfadan si no les favoreces y tampoco les importa mucho su apariencia final, así que uno se siente libre de interpretarlos a su manera.
Pero...¿qué animal escoger? Obviamente prohibidas las típicas imágenes de perritos y gatitos bonitos. Tenía que ser un animal imponente, digno y animal en el sentido más literal de la palabra. Por eso elegí un Gorila. Busqué imágenes que no fueran solo "imagen plana de gorila estándar", sino que fueran representativas de un gorila en concreto y no cualquier gorila. Como si mi intención fuera retratar un jefe gorila de tal zona y no otro. Al final encontré estas dos que me gustaron mucho:
Aunque la segunda me gustaba más, mi corazón insistía (disimuladmente) para que escogiera la primera, así que, ¿quién soy yo para resistirme a mi propia intuición? Mi intención nunca fue copiar la imagen tal cual, es decir, una traducción fidedigna de tonos y formas de una fotocopia a un tabla, ¡jamás! mi verdadera intención era trasladar mi sensación más profunda de una posible sensibilidad, carácter, forma y expresión de ese gorila en concreto a una superficie en la que lo pictórico se exprese con libertad. Este fue el proceso:
Primera mancha
A mitad
Definifivo, óleo sobre tabla 50x70

Detalle
Este ejercicio está relacionado con la intencionalidad a lo largo de la historia en la que los animales aparecen junto a sus dueños o en la que éstos aportan un significado concreto a la obra.





¿Cuál será mi próximo animal? ¡Ahora quiero hacer otro!

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